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OTR/EFE-MADRID
Àngel Acebes salió ayer del Congreso de los Diputados con un récord debajo del brazo. La suya ante la comisión del 11-M ha sido la comparecencia más larga que ha vivido el Congreso en la historia de la democracia. El ex ministro del Interior llegó a la Cámara Baja a las 9.00 horas y se marchó a las 19.15.

Joan Puig (ERC) consideró una «irresponsabilidad» que el Gobierno del PP hiciera caso omiso a las palabras de Otegi en la mañana del día 11 en las que rechazó que ETA fuera la responsable de los atentados. Acebes respondió: «a diferencia de ustedes, no me merece ninguna credibilidad ni Otegi ni ETA».

En esas más de diez horas, Acebes no detuvo su comparecencia ni siquiera para comer. Sólo hubo un receso de cinco minutos poco antes de las 14.00 horas, que el ex ministro aprovechó para ir al baño. Para no detener los trabajos de la comisión, se habilitó una sala contigua con comida para que los comisionados pudieran recuperar fuerzas. Pero Acebes tuvo que aguantar sin ese sustento. Tanto fue así que la diputada del PNV Margarita Uría llegó a hablar de «trato inhumano».

La comparecencia de Acebes tuvo tensos debates y cruzó acusaciones. El ex ministro llegó a acusar al PSOE de haber manipulado a la opinión pública para hacer «una utilización partidista del terrorismo», a lo que el diputado socialista Alvaro Cuesta le contestó: «en utilización partidista del terrorismo ustedes tienen sentada cátedra y acreditado magisterio». Cuesta y Acebes se arrojaron acusaciones de «frivolizar» sobre un hecho tan importante como el 11-M.

El diputado catalán reprochó a Acebes que el anterior Gobierno utilizara «ciertos comunicados de ETA para criminalizar a un partido democrático», en alusión a ERC, con motivo de la reunión que el líder de este partido, Josep Lluís Carod-Rovira, mantuvo con la cúpula de ETA a principios de enero del presente año.