El Gobierno catalán se reunió ayer por primera vez tras el periodo de vacaciones.

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La propuesta del Gobierno para que las Comunidades Autónomas puedan ejercer en el Senado el derecho al veto sobre normas estatales en defensa de sus «hechos diferenciales» o del «principio de solidaridad» suscitó ayer diversas reacciones en los partidos políticos y ejecutivos autonómicos.

El presidente del Senado, Javier Rojo, avaló la reforma, ya que permitirá a esta institución ser «más eficaz» y adaptarse a la «realidad» del Estado autonómico.

El ministro Sevilla manifestó que el Gobierno quiere atribuir a las Autonomías el derecho de veto sobre normas del Estado cuando consideren que vulneran su lengua, cultura, la insularidad, el derecho civil y el derecho foral.

Las Comunidades que carecen de esos «hechos diferenciales» podrán recurrir al veto en defensa del «principio de solidaridad», que se materializa en la financiación autonómica.

Angel Acebes, señaló que esta propuesta «genera incertidumbre», ya que «estamos hablando de algo de muy graves consecuencias», que puede significar «un cambio profundo» tal y como está establecido el modelo constitucional español.

En similares términos se expresó el portavoz del Grupo Popular en el Senado, Pío García Escudero, quien afirmó que la propuesta expresa el «desconocimiento y la desorientación del Ejecutivo, además de ser una falta de respeto hacía el resto de partidos políticos».

Desde el PSOE, su portavoz en la Comisión Constitucional del Congreso, Ramón Jáuregui, afirmó que el Gobierno «va a abrir puertas de enorme esperanza a cambios muy importantes» y un «debate profundo» sobre las reformas autonómicas. En opinión de CiU «suena a buena música» y representaría «un avance importante», dijo su portavoz en el Senado, Pere Macias, quien advirtió que al final puede acabar «defraudando las expectativas».