Garzón afirma en el auto que la «verosimilitud» del ataque contra la sede de la Audiencia Nacional «adquiere rigor absoluto».

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El presunto responsable de la célula islamista desarticulada la pasada semana, Mohamed Achraf, había dado ya la orden de atentar con un camión-bomba contra la Audiencia Nacional, y había llegado a decir que «no importaba el costo, pero que la acción se debía hacer con urgencia». Así lo asegura el juez Baltasar Garzón en el auto en el que ordena el ingreso en prisión incondicional de 17 de los 18 miembros de esta célula, que empezó a formarse entre finales de 2001 y principios de 2002 en la cárcel de Topas (Salamanca), y mantiene la situación de detención judicial del último, Smail Latrech.

Según Garzón, el atentado planeado por este grupo, denominado «Mártires por Marruecos», iba a ser una acción suicida en la que participarían cuatro personas, incluido el propio Achraf, que se había encargado de realizar personalmente las vigilancias sobre la Audiencia Nacional y que había contactado con un palestino especialista en electrónica para que preparara el camión-bomba.

El magistrado afirma que la «verosimilitud» del ataque contra la sede del tribunal «adquiere rigor absoluto» en vista de los pasos dados por Achraf, y añade que «una vez fijado el objetivo, sólo debería dar la orden de acción a quienes estaban psicológicamente dispuestos a ejecutar esa o cualquiera otra acción que se les reclamare; y esa orden ya se había emitido».

«Los trámites para conseguir los explosivos, contactos con la persona que fabricaría el dispositivo, la búsqueda para la financiación, las vigilancias y las personas que intervendrían y estaban dispuestas al martirio, demuestran que el camino ejecutivo no sólo estaba iniciado, sino que, si se ha detenido ha sido por la acción policial y judicial desplegada», agrega el auto.