No habrá negociación entre el Gobierno central y el Gobierno vasco.
Ése es el primer mensaje que Zapatero dejó claro a Ibarretxe en la
reunión que celebraron en La Moncloa. «Mientras Rodríguez Zapatero
sea presidente del Gobierno de España, nunca se aprobará y jamás se
aplicará», dijo en la posterior rueda de prensa la vicepresidenta
primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. El motivo,
insistió en la postura ya conocida, es que el Plan Ibarretxe es «un
error, porque las cosas no se han hecho bien ni en el fondo ni en
la forma».
Zapatero le dio esa salida: «Hay que volver a empezar», dijo De la
Vega. Es decir, redactar una nueva propuesta que cumpla los
requisitos que el Ejecutivo ha puesto a las reformas de los
Estatutos de Autonomía, que no son otras que respeto al marco
constitucional y un consenso entre los partidos. Ibarretxe no
parece dispuesto a atender esta petición, puesto que recordó en
numerosas ocasiones durante su intervención que la propuesta
recibió los votos de la «mayoría absoluta del Parlamento vasco», lo
que él entiende también como la «mayoría de los ciudadanos vascos».
Zapatero, estableciendo estas bases ante el lehendakari, cierra
toda puerta al desarrollo del Plan, pero Ibarretxe insistió en
apelar al Gobierno central «para que recapacite, porque creo que es
fundamental». En caso de no abrirse este proceso, Ibarretxe se
preguntó «de qué manera vamos a alcanzar acuerdos».
No quiso el lehendakari adelantar plazos, ni tampoco asegurar
abiertamente que se sentirá con las manos libres para convocar la
consulta una vez que el Congreso rechace su Plan, pero advirtió que
«sería del todo inoportuno que a una decisión mayoritaria del
Parlamento vasco se dijera, sin negociación previa por parte del
Congreso, 'no'».
«Mi compromiso con el pueblo vasco es darle la palabra»,
insistió Ibarretxe, quien recalcó que Zapatero conoce esta
posición. Incluso llegó a decir que no se puede cuestionar la
posibilidad de que el presidente del Gobierno vasco consulte a sus
ciudadanos. No obstante, el lehendakari se vio obligado a reconocer
que no tendría posibilidad de convocar un referéndum con validez
jurídica, que sería inmediatamente elevado a normativa, y que sólo
podría convocar una consulta con validez política.
De la Vega recordó que Zapatero se limitó a decir al lehendakari
que «sólo cabe el referéndum en los supuestos previstos en la Ley».
¿Qué haría el Gobierno para evitar esa consulta si finalmente
Ibarretxe la convoca? La vicepresidenta prefirió eludir
«planteamientos virtuales de cuestiones que espero que no se
produzcan nunca».
Ibarretxe hizo un llamamiento a sosegar el debate político sobre
su plan, porque «sobran insultos y descalificaciones». Incluso
llegó a dirigirse a todos los ciudadanos españoles para asegurarles
que «la propuesta aprobada en el Parlamento vasco no es para
romper, es para convivir con España; no es un problema, sino una
oportunidad para buscar soluciones». «No hay absolutamente nada que
negociar», sentenció De la Vega.
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