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EFE-OTR/PRESSMADRID
El presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, negó ayer ante la Audiencia Nacional haber entregado un «cheque en blanco» a José María Amusátegui y Angel Corcóstegui en forma de jubilaciones millonarias para «comprar su cese» de la entidad y quedarse él mismo «con las manos libres».

En el caso del ex consejero delegado, Angel Corcóstegui, Botín negó que hubiera pactado con él su salida anticipada, al afirmar que «fue una sorpresa incluso para mí», que «intenté convencerle de que no lo hiciera, pero no lo conseguí».

En su declaración ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga el caso de jubilaciones del Santander, Botín aseguró que volvería a pagar las mismas cuantías y añadió que las cifras se acordaron en el momento de la fusión y en ningún momento se incrementaron para que ambos salieran de la entidad por adelantado.

De hecho, el presidente del Santander aseguró que el ex copresidente José María Amusátegui adelantó su salida del banco seis meses porque pensó que lo mejor para la entidad era que hubiera una presidencia única cuanto antes, dado que se habían conseguido por adelantado los proyectos de la fusión. «Fue una decisión muy buena para el accionista», apostilló Botín.

Sin embargo, no quiso responder a las preguntas de la acusación. Botín la vincula con un grupo de accionistas liderado por el ex consejero de Banesto (condenado en aquel caso), Pérez Escolar, que ha iniciado múltiples procesos judiciales contra el banco desde que el antiguo Santander compró Banesto en 1994. Este grupo «persigue insistentemente» al banco «porque cumplió con su obligación y trató de recuperar todo lo que pudo» de los acreedores de Banesto, incluido Pérez.