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El ex coronel Juan Alberto Perote defendió ayer su inocencia en el juicio por el caso de las escuchas ilegales del CESID entre 1983 y 1991, y aseguró que las interceptaciones de las comunicaciones realizadas por el Gabinete de Escuchas del centro de inteligencia estaban amparadas legalmente.

Perote, que desde la exculpación del ex director general del CESID Emilio Alonso Manglano es el único procesado que se sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid, afirmó que nunca le constó que se grabaran conversaciones privadas, salvo en los casos relevantes, como una conversación del Rey en 1980 que afectaba a la seguridad nacional. Para él, el fiscal pide cinco meses de prisión y nueve años de inhabilitación absoluta.

Una vez retiradas las imputaciones de las acusaciones particulares y populares contra Manglano, el ex general Perote se ha quedado solo en el banquillo de los acusados de la Audiencia madrileña.

Perote afirmó que las escuchas de teléfonos móviles entre 1983 y 1991 se hicieron al azar «sin prever lo que se iba a encontrar», como consecuencia del barrido que desde el CESID se hacía del «espectro radioeléctrico». «No existió nunca conciencia de ilegalidad de esa actividad», indicó Perote, que recordó que el propio ex director del centro, el citado Manglano, defendió en el Congreso de los Diputados la legalidad de las escuchas.

No obstante, a preguntas de su abogado, señaló que la agrupación operativa que él dirigía «obtenía información por medios especiales a petición expresa de los medios de inteligencia». Así, añadió que no eran libres de efectuar las grabaciones que quisieran, ya que todas respondían a una orden «concreta, limitada en el tiempo y en el espacio».