Un núcleo duro no sirve para defender a una entidad frente a una
operación hostil, enfatizó González, lo que hace falta es crear
continuamente valor, como ha hecho el BBVA, que ha elevado tanto su
precio que actualmente no existe nadie que tenga dinero para
pagarlo sin acabar devastado en bolsa, añadió. Por tanto, FG está
muy tranquilo, porque los «asuntos» que han incomodado a la entidad
en los últimos meses están «superados» y han sido «un sueño de
verano» y, al menos en los próximos cinco años, no prevé que llegue
nadie más grande que Sacyr para atacar el banco.
Ésta era la primera vez que González aparecía en público desde
que se produjo el frustrado asalto de Sacyr y desde que la Fiscalía
Anticorrupción abrió «diligencias informativas» para analizar la
venta de FG Valores a Merrill Lynch en 1996, unos movimientos que
desde muchos ámbitos se han visto como un intento para desbancarle
de la presidencia.
González aprovechó la oportunidad para dar por zanjada esta
crisis y para defender el modelo de gobierno del BBVA, sin núcleo
duro, «porque no lo necesitamos», y con una mayoría de consejeros
independientes, para que defiendan por igual los intereses de todos
los accionistas y no los intereses particulares de unos pocos.
González también aprovechó ayer la Junta para cerrar las heridas
que pudieran existir con el consejero delegado, José Ignacio
Goirigolzarri, de quien se ha insinuado que habría participado en
el asalto a la cúpula del banco. El consejero delegado «es una
persona muy cercana a mí», sentenció González, y apostilló que con
él comparte diariamente los avatares del banco.
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