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Un año después de los atentados de Madrid, que costaron la vida a 192 personas y dejaron cerca de 2.000 heridos, la investigación ha logrado encajar casi todas las piezas de un complejo «puzzle», a falta sólo de despejar dos grandes incógnitas: quién dio la orden y por qué se eligió la fecha del 11 de marzo. En estos doce meses de pesquisas, la investigación que dirige el juez Juan del Olmo ha logrado esclarecer quiénes fueron los autores materiales -varios detenidos, otros muertos en Leganés (Madrid) al hacer estallar los explosivos que ocultaban en un piso y algunos más huidos- y cómo obtuvieron la dinamita que les permitió perpetrar el peor atentado terrorista de la historia de España.

El arresto en Bélgica, el pasado 1 de febrero, de Youssef Belhadj puede ayudar a poner cara al supuesto responsable de la masacre, aunque las fuentes consultadas apuntan otros dos nombres: Mustafá Setmarian, un español de origen sirio al que el juez Garzón sitúa en la cúpula de Al Qaeda, e Imad Eddin Barakat Yarkas, «Abu Dahdah», presunto líder de esa red terrorista en España. Belhadj ha sido «probablemente identificado como Abu Dujana Al Afgani», el supuesto portavoz de Al Qaeda en Europa que reivindicó el 11-M en la cinta de vídeo encontrada en las inmediaciones de la mezquita de la M-30 de Madrid el 13 de marzo, 48 horas después de los atentados.

Del Olmo y la policía también creen saber que la decisión de atentar en Madrid se tomó «como reacción a la guerra de Irak», que hasta tres grupos distintos, todos vinculados al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), colaboraron para perpetrar el 11-M y que ésta no era la única acción terrorista que tenían planeada. Prueba de ello es que, el 2 de abril, los mismos terroristas colocaron un artefacto explosivo en la vía del AVE Madrid-Sevilla, a la altura de Mocejón (Toledo), que no llegó a estallar, y que cuando siete de ellos fueron acorralados al día siguiente por la policía en Leganés aún tenían en su poder una gran cantidad de explosivo, que no dudaron en utilizar para suicidarse, matando a un GEO.