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Todos los grupos parlamentarios, salvo el PP, pidieron ayer al presidente del Congreso, Manuel Marín, que vuelva a permitir que los diputados puedan emplear el catalán, el euskera y el gallego en sus intervenciones en el hemiciclo.

La discusión mantenida ayer vino precedida por la carta que Marín trasladó a todos los portavoces en la que justificaba los motivos que le llevaron a revocar su decisión, que entró ayer en vigor.

El portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se unió a la solicitud de los grupos nacionalistas y de IU-ICV en la reunión de la Junta de Portavoces celebrada ayer, en la que se reclamó a Marín la reconsideración de su medida de tolerar sólo el castellano en los debates parlamentarios.

Marín autorizó el pasado 8 de febrero el empleo de las lenguas cooficiales de forma limitada y con traducción, pero revocó su decisión debido al último incidente protagonizado por el portavoz de ERC, Joan Tardà, el pasado 24 de febrero, a quien obligó a abandonar la tribuna del hemiciclo.

En esta carta, Marín lamentaba que no se hubiera respetado su anterior criterio debido a «la persistente voluntad de sobrepasar y forzar estos criterios» por parte de algunos grupos, en alusión a ERC.

El presidente de la Cámara rechazaba «rotunda y categóricamente» cualquier «persecución» o intento de «genocidio cultural» de alguna lengua de ámbito autonómico y subrayaba que su voluntad siempre había sido lograr un «espacio de entendimiento» hasta pactar una solución definitiva en el próximo Reglamento.

El portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, consideró «legítima» la postura de Marín, pero se inclinó por ser «coherente» y mantener la anterior regla, a la que definió como un «buen punto de encuentro».