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El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, estimó ayer que ha quedado acreditada la participación del etarra José Luis Urrusolo Sistiaga en tres atentados cometidos en Palma en 1991 y pidió para él una pena de 48 años de prisión.

La prueba principal, según el fiscal, es el documento nacional de identidad falsificado y con la foto de Urrusolo utilizado para alquilar los coches con los que se cometieron los atentados, que fue encontrado en 1992 en el piso de Tarragona en el que fue detenido el etarra Fernando Díaz Torre y en el que se halló una huella dactilar del acusado.

En el juicio celebrado ayer en este tribunal, Fungairiño aseguró que hay pruebas de que Urrusolo hizo estallar un coche-bomba junto a las viviendas militares de Porta des Camp y un artefacto confeccionado con varias bombonas de gas butano en un chalé el 30 de julio de 1991, y de que colocó otra bomba, que fue explosionada por los artificieros de la policía, en un vehículo localizado el 30 de octubre de ese mismo año.

En la vista oral declararon como testigos, entre otros, el empleado de la empresa de alquiler de coches que supuestamente atendió a Urrusolo Sistiaga, quien se remitió a la declaración prestada en su día, en la que describía a la persona que acudió a su oficina como un hombre con acento vasco, de unos 30 años, con el pelo castaño, de 180 centímetros de altura y de complexión normal.

La descripción, según Fungairiño, encaja con el aspecto que entonces tenía el acusado, y coincidía con la foto del carné. El fiscal también se refirió a una carta de autocrítica dirigida a la dirección de ETA en Francia, cuya autoría atribuye a Urrusolo a pesar de que está mecanografiada, en la que éste pedía información a los dirigentes sobre cómo montar artefactos con bombonas de butano por estar descontento del funcionamiento de la que colocó en el chalé de Palma, ocupado por cuatro militares, de los que uno resultó herido.

La defensa de Urrusolo Sistiaga, que se negó a prestar declaración y tampoco hizo uso del derecho a la última palabra, pidió su absolución.