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Una docena de operarios de la empresa de demoliciones Arper SA iniciaron el derribo manual de los tres edificios situados en los números 6 y 8 del pasaje Calafell, y 6 de la calle Conca de Tremp, un proceso que se alargará más de lo previsto debido al mal estado de las fincas. Estas labores, que estaba previsto que se prolongasen durante tres o cuatro semanas y costasen 782.000 euros, se alargarán debido al estado de las fincas, que están «peor de lo que nos esperábamos» -en palabras del arquitecto responsable, Carles Buixadé-, lo que obliga a «extremar la seguridad».

En cuanto a las fincas colindantes, situadas en los números 4 del pasaje Calafell y 8 de Conca de Tremp, que en los últimos días han sido apuntaladas por orden judicial para evitar que sufran más desperfectos debido a la demolición, «siguen como estaban», es decir, «siendo absolutamente recuperables».

Buixadé aseguró que «si en un inicio hablábamos de derribar de tres pisos en tres pisos», a partir de ahora se procederá a la demolición piso a piso, como mínimo en las plantas superiores, lo que implicará un «cierto retraso» para «garantizar la seguridad».

«Este derribo puede representar el primer paso para recuperar la zona más dañada del Carmel», afirmó el arquitecto responsable del derribo a pie de obra, antes de subrayar que «empezamos, con el derribo, a recuperar seguridad y, por tanto, a recuperar, en cierta manera, el barrio».

Para evitar al máximo los impactos provocados por la caída de los escombros, hoy se procederá a instalar una grúa de grandes dimensiones en el solar donde se produjo el primer socavón, que permitirá elevar contenedores hasta la altura de los pisos derribados en los que se depositarán los cascotes.