Barrena, en una rueda de prensa ofrecida en Pamplona junto con
la ex parlamentaria foral Ainara Armendáriz, señaló que, pese a las
bombas de los últimos fines de semana en el País Vasco, existen
«posibilidades y expectativas» para la paz. Pero censuró que el
Gobierno no está aplicando la «receta» que exige a ETA.
Consideró que «muchos» están de acuerdo con la metodología, en
referencia a la constitución de dos mesas de diálogo, una entre
partidos y otra entre los gobiernos francés, español y ETA, tal
como Batasuna propuso en Anoeta. Señaló que esta segunda es
«fundamental» e indicó que la primera debe configurarse «sin
límites prefijados» y «sin exclusiones ideológicas ni
territoriales».
Por otro lado, Barrena se refirió a lo acontecido en el
Parlamento vasco y señaló que el EHAK no tiene definido su sentido
de voto en el proceso de investidura del próximo lehendakari, por
lo que los candidatos deberán mantener encuentros con esta
formación. Por su parte, el dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi
consideró ayer una «especie de venganza infantil» la decisión del
PNV de dejar fuera de la Mesa del Parlamento vasco a EHAK, y una
«absoluta vergüenza» que Ezker Batua «se haya unido a esa
maniobra». No obstante, señaló que la izquierda abertzale no
variará sus «posiciones políticas» porque estén «en una Mesa o en
dos».
Mientras, el Gobierno insistió ayer en que no ha mantenido
contactos con ETA y reclamó un «margen de confianza» para caminar
hacia el fin de la violencia. El ministro de Justicia, Juan
Fernando López Aguilar, fue el encargado de desmentir los supuestos
contactos entre el Gobierno y la banda terrorista, aseguró que el
Ejecutivo «no está dando ni un solo paso por anticipado» en la
interlocución con ETA, y pidió que se le conceda «un margen de
confianza y discreción» en su iniciativa para poner fin a la
violencia.
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