Unos desconocidos arrojaron en la noche del viernes pintura roja y amarilla contra las instalaciones de Radio Nacional en Vitoria y lanzaron también objetos contra la fachada que causaron la rotura de algún cristal.

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El Gobierno y el PP volvieron ayer a discrepar en sus posiciones sobre la política antiterrorista y mientras el Ejecutivo abogó por el imprescindible abandono de la violencia para avanzar hacia la paz, los populares reiteraron que su partido no aceptará la rendición del Estado ante ETA. Además, las manifestaciones que realizó ayer el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, tras salir de prisión al afirmar que su encarcelamiento no altera «la apuesta por la paz» de su formación, no obtuvieron una respuesta del Gobierno para no tensar esta situación pero sí encontraron la del PSOE: «la paz es que ETA abandone las armas y desaparezca».

Las críticas a la gestión del Ejecutivo en este asunto las hizo el presidente del PP, Mariano Rajoy, al considerar que «hace experimentos con el terrorismo», «ha roto un acuerdo que era eficaz», en referencia al Pacto antiterrorista, y «han pactado con los que critican que se detenga a Otegi». Rajoy se dirigió al jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, para decirle que «no es bueno pasarse de listo» y pedirle que gobierne «con los pies en el suelo» ya que, aseguró, su partido no va a aceptar nunca la «rendición del Estado» ante ETA.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, dijo que «lo que tiene que saber todo el mundo» es que «para dar una oportunidad a la paz es absolutamente imprescindible que se produzca el abandono definitivo de la violencia». Esto es «lo más importante y el camino en el que está trabajando el Gobierno con todos los instrumentos que nos da el Estado de derecho», agregó.

También el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, aseguró que «el Gobierno no pierde de vista que su obligación es combatir el terrorismo y trabajar por la paz» pero insistió en la necesidad de mantener la templanza y la firmeza en este terreno. Por ello, consideró «completamente fuera de lugar que desde la política democrática se pretenda agitar ninguna tensión en relación a declaraciones que haga Otegi o ningún otro imputado que comparezca» ante la Justicia.