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La secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, dijo ayer que las devoluciones de inmigrantes a Marruecos o a cualquier otro país se hace «de acuerdo con la legalidad», mientras que tanto la ONU como la UE pidió a Rabat que respete la dignidad de los subsaharianos.

Y mientras Europa y el mundo critica esta situación, Marruecos asegura que los autobuses de inmigrantes se dirigen a la frontera con Argelia, «no se dirigen hacia el desierto del Sáhara Occidental». «Son trasladados hacia el este, hacia puntos precisos de la frontera con Argelia donde se les dejará con agua y alimentos», aseguró el portavoz del Gobierno, que negó los rumores que hablaban de traslados hacia una zona del desierto de la antigua colonia española. Asimismo, Benabdelá confirmó que se ha cerrado «completamente» el acuerdo de repatriación con las autoridades de Malí, y precisó que «700 malíes» serán enviados a su país.

PP e IU reiteraron sus peticiones de garantías para los inmigrantes repatriados. En Ginebra, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó de «muy seria» la situación de los inmigrantes ilegales que tratan de llegar a España a través de Marruecos y pidió que no se trate de detener «drásticamente» los flujos migratorios internacionales.

En Bruselas, la Comisión Europea ha pedido que toda repatriación de inmigrantes ilegales desde Marruecos respete el principio de «proporcionalidad» y «la dignidad humana».

Asimismo, el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín, viajaron ayer a Marruecos para avanzar en un nuevo convenio de cooperación que mejore el trato a los inmigrantes y refuerce la represión del tráfico de seres humanos.

Respecto a los populares, pedirán la «inmediata intervención» de observadores de Naciones Unidas y de la UE en el traslado que hace Marruecos de los inmigrantes para exigir que «se respeten los derechos humanos».