El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró
ayer que se debe ser más cuidadoso y ponderado en el juicio que se
está haciendo a Marruecos por el traslado de inmigrantes
subsaharianos para su repatriación, pues el Reino alauí se ha
convertido en un país puente para las avalanchas migratorias y con
una diferencia económica de una a quince con España.
Mientras, el Gobierno marroquí aseguró que admitió a los 73
subsaharianos que repatrió España, anunciada como «medida
extraordinaria» por parte del Ejecutivo socialista, gracias a una
petición que hizo el Rey don Juan Carlos.
Según fuente gubernamentales marroquíes, Don Juan Carlos habló
en tres ocasiones con el Rey de Marruecos, Mohamed VI, sobre el
asunto de las avalanchas de inmigrantes y que Rabat decidió acoger
a los repatriados no en virtud del acuerdo de readmisión de 1992,
tal y como aseguró el Gobierno español, sino como gesto
extraordinario. Aunque la Casa Real no ha desmentido ni confirmado
nada, la noche del martes el ministro de Interior marroquí, Mustafá
Sahel, y el delegado de Exteriores y Cooperación, Taieb Fassi
Fihri, también se pronunciaron en este sentido.
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