España entera vivió aquel combate de cerca, «pero Cádiz mucho más»,
porque desde la ciudad, los gaditanos pudieron oír el estampido de
los cañones y oler la pólvora «y sus aguas frías, que sirvieron de
tumba de españoles, franceses e ingleses, ayer recibieron coronas
de flores para honrar a los que cayeron», dijo.
En un día en el que se cumplen doscientos años de la batalla
naval que enfrentó en las aguas gaditanas a la flota británica con
la hispano-francesa, se quiso rendir un homenaje no a la guerra,
sino a sus combatientes, «para aprender de las lecciones de la
historia», dijo en su alocución el almirante jefe del Estado Mayor
de la Flota, Sebastián Zaragoza.
Así, tras el izado de banderas de las tres naciones que
participaron en la contienda naval, Bono pasó revista a la
formación acompañado por los embajadores de Francia, Claude
Blanchemaison, y del Reino Unido, Stephen Wright, además de
Zaragoza y de almirantes franceses y británicos.
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