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El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, renunció ayer a cambiar a algunos de sus consellers, a los que ratificó en sus cargos «indefinidamente», y limitó la remodelación de su gabinete a una reorganización de las consejerías, que se agruparán en cuatro grandes áreas.

Por el contrario, el líder de la oposición, Artur Mas, calificó de «vergüenza» la salida a esta crisis y afirmó que Maragall «está secuestrado y condicionado por los propios partidos que supuestamente le están dando apoyo» y que su credibilidad ha quedado mermada, mientras el PPC pide su dimisión.

La decisión de Maragall de cerrar una remodelación de su ejecutivo que consideraba «necesaria» modificando sólo su organización interna, pero sin efectuar ningún cambio de conseller, ha sido acogido con satisfacción por los miembros del tripartito, que se oponían a una redistribución de carteras, y que Maragall ha salido dignamente de la crisis, que dan por cerrada.

Maragall ha hecho pública su decisión de no cambiar «a ningún conseller» porque «tienen todos mi confianza». Maragall anunciço su decisión de agrupar las consejerías en cuatro grandes áreas de gobierno «para mejorar la coordinación y el control de coherencia de las políticas impulsadas por el Gobierno».