Tras el Consejo de Ministros de ayer, Caldera y la vicepresidenta
primera, María Teresa Fernández de la Vega, informaron de la
aprobación del anteproyecto de ley de promoción de la autonomía
personal y de atención a las personas dependientes, que sienta las
bases del sistema nacional y que se desplegará hasta el año
2015.
El acuerdo financiero con las comunidades autónomas «es deseable,
pero no indispensable, pero no me imagino a una CCAA que no
quisiera participar en el mismo», apostilló el ministro, quien
explicó que el 50% del coste será asumido por la Administración
General del Estado y el otro 50 por ciento por las autonomías.
A partir de la aprobación de este texto, dijo Caldera, «queremos
alcanzar un acuerdo financiero» con las comunidades autónomas y
«nos gustaría un amplio consenso parlamentario, y estoy convencido
de que ello es posible».
Asimismo contará con una aportación económica del propio
beneficiario o usuario en función de su renta y patrimonio.
El sistema público, equiparable a la extensión universal de la
educación, la sanidad y las pensiones, atenderá a más de un millón
de personas mayores, enfermas o con discapacidad que no pueden
valerse por sí mismas en las actividades básicas de la vida
cotidiana.
«Ya en el primer año, en el 2007, el sistema garantizará la
atención a todas las personas más gravemente afectadas, en 2008
empezará a atender a las personas con dependencia severa (grado 2
nivel 1), en total 160.000, y en el año 2009 a 213.000»
dependientes del grado 2 nivel dos A partir de ahí y de forma
paulatina se atenderá al resto de afectados, «pues de otro modo no
sería posible desarrollarlo», explicó el ministro.
El anteproyecto establece diferentes grados de dependencia:
Grado I (moderada) cuando la persona necesita ayuda para hacer
actividades básicas de la vida diaria al menos una vez al día;
Grado II (severa) cuando necesita ayuda dos o tres veces al día,
pero no requiere presencia permanente de un cuidador; Grado III
(gran dependencia) cuando por su total pérdida de autonomía física
o mental necesita la presencia indispensable y continua de otra
persona. En cada uno de los grados de dependencia se fijarán dos
niveles en función de la autonomía de las personas y de la
intensidad del cuidado de otra persona.
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