La ley que prohíbe fumar en casi todos los lugares salvo en las
casas, calles y determinados bares, entró en vigor la noche del
sábado, coincidiendo con las campanadas que anunciaban el nuevo
año, pero pasará su primer test hoy, cuando los españoles vuelvan
al trabajo y vean que ya no se puede fumar en sus centros
laborales.
La mayoría de los ciudadanos trasnocha en Nochevieja y el 1 de
enero es un día de escasa actividad, el tráfico es menor que en
otras jornadas festivas y son muy pocos los bares que abren sus
puertas, porque muchos de ellos acogieron a sus clientes hasta la
madrugada.
Los escasos bares y cafeterías que no estaban cerrados ayer en
Madrid tenían algunos colgado, en lugar visible, el cartel de
permitido fumar y se veía en ellos a ciudadanos con el cigarro
encendido. En otros no había carteles, pero la existencia de
ceniceros era señal de que se podía fumar, al menos en una parte
del local.
Y es que los dueños de los bares y establecimientos de ocio y
restauración que tienen menos de cien metros cuadrados de
superficie pueden, según establece la nueva ley, decidir si
permiten o no fumar dentro de ellos, en tanto que los que superan
esa cifra deberán señalizar con un cartel cuál es la zona destinada
a los fumadores, hasta que hagan las obras de separación física,
para lo cual tienen un plazo de ocho meses.
Según las estimaciones del sector hostelero, cerca de un noventa
por ciento de los locales pequeños permitirá fumar, aunque se
espera que este porcentaje disminuya con el tiempo. El de Año Nuevo
no es tampoco un buen día para comprobar si los trabajadores
cumplen la Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, que
prohíbe fumar en todas las dependencias cubiertas de los centros de
trabajo, públicos y privados, porque son muy pocas las empresas que
abren sus puertas.
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