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El acto de clausura del PP contó ayer con el apoyo del presidente del Govern, Jaume Matas, quien admitió «no reconocer» en la Catalunya actual, y en especial en el nuevo proyecto de Estatut, la que el conocía, sino una tierra «sin libertad», «excluyente, egoísta e insolidaria».

Desde el punto de vista de la experiencia, Matas manifestó que lo que le ha pasado a Catalunya es lo mismo que le ocurrió a Baleares cuando la gobernó una coalición de varios partidos, en la que «nadie manda y cada cual va por su interés», lo que se traduce en una «inacción política» y un «deterioro importante de su imagen exterior», señaló.

Matas, que hace pocos días llegó a un acuerdo con el PSOE para aprobar el Estatut balear, aseguró que la diferencia «substancial» entre este proyecto y el de Catalunya es que el suyo es perfectamente constitucional, se basa en un consenso mayoritario y no es excluyente. Asimismo manifestó que «las Baleares, ni son una nación, ni lo quieren ser» sino que «pertenece a la única nación que es la española». El presidente balear mantuvo que el texto catalán es un «mal negocio», que sobre todo les afectará a medio y largo plazo y que «deteriora la imagen de Catalunya», que había llegado a ser la envidia de las demás comunidades autónomas.