Discurso de Rajoy en la clausura de la Escuela de Verano organizada por el PP en Santander.

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«Patochadas» y «gracietas» de «un progre de pacotilla». Así resume el presidente del PP, Mariano Rajoy, la política exterior del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusó de organizar «una cruzada contra el Estado de Israel». Unas críticas que no parecen hacer mella en la postura del Gobierno respecto al conflicto del Líbano. Hoy el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Àngel Moratinos, advirtió que el Ejecutivo «no se va a callar ni dejar amedrentar» ante lo que considera «un baño de sangre».

El líder del PP afirmó que el Gobierno socialista, el lugar de hacer política exterior «como cualquier país civilizado» se dedica a hacer «la política de Castro, de Chávez o de Evo Morales». «Estamos haciendo el ridículo» y «tirando por la borda nuestro crédito internacional», sentenció.

Según Rajoy, el comportamiento de Zapatero en los últimos días es el de «un líder de un país tercermundista» plagado de «patochadas» y «gracietas» propias de «un progre de pacotilla». Destacó que el presidente «no ha condenado a los terroristas» de Hezbolá y «ha organizado una cruzada contra el Estado de Israel», convirtiendo a España en «el primer país de la Unión Europea que organiza una manifestación tan ridícula, tan grotesca, tan antigua y tan paleta, como la que se produjo en Madrid hace 48 horas».

Pero el Gobierno no parece tener intención de modificar su postura. El ministro de Asuntos Exteriores aseguró que el Gobierno español «no se va a callar ni se va a dejar amedrentar» por «muchas sugerencias de que España toma una posición desequilibrada» respecto al conflicto del Líbano, y se preguntó si «podemos quedarnos con los brazos cruzados» ante «un baño de sangre».

Moratinos, que confirmó su presencia en la reunión internacional que el próximo miércoles se celebrará el Roma para intentar buscar una salida a la crisis de Oriente Medio, aseguró que el Gobierno español seguirá trabajando «en todo lo necesario para poner punto final» al conflicto del Líbano. «Es que se puede ser equidistante cuando la vida humana, los valores fundamentales y los principios esenciales están en juego, es que podemos quedarnos con los brazos cruzados» ante «un baño de sangre», se preguntó.