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La presidenta de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), María Teresa Costa, consideró ayer que las condiciones impuestas a E.ON para comprar Endesa son «asumibles» y atienden «exclusivamente» a la función encomendada al regulador de velar por la garantía del suministro energético de España.

Costa afirmó que la imagen de la Comisión no se ha visto dañada por el análisis de la opa de E.ON y aseguró que el trabajo de la CNE en todos los expedientes que realiza «y, especialmente en este, daría para elaborar un estudio sobre la independencia de los organismos reguladores».

El Consejo de la CNE aprobó ayer, con cuatro votos a favor y cinco abstenciones, la oferta del grupo alemán condicionada al cumplimiento de diecinueve requisitos, entre ellos la obligación de enajenar 7.600 megavatios (MW) de la potencia instalada de Endesa, que equivale al 30 por ciento de su capacidad en España.

Además, el regulador energético se reserva la potestad de obligar a E.ON a vender la eléctrica española si durante los próximos diez años un tercero compra, directa o indirectamente, más del 50 por ciento del grupo energético alemán, y la obliga a mantener la integridad del grupo empresarial de Endesa mediante la prohibición de fusionarse con la eléctrica durante un plazo de diez años. Endesa deberá mantener también su domicilio social y su órgano de administración en España.

Costa indicó que las condiciones impuestas resultan «asumibles» para la compañía alemana, ya que suponen «una parte reducida del total del grupo empresarial» de Endesa y puntualizó que todos los requisitos persiguen salvaguardar la garantía del suministro, «que es lo que compete a este organismo».