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El Gobierno no iniciará los contactos con los grupos parlamentarios para abordar la reforma de la Constitución hasta, al menos, el próximo mes de enero. Desde las filas del Ejecutivo socialista consideran que la reforma de la Carta Magna no es un tema urgente, y más después de que uno de los aspectos que se quieren reformar, la sucesión a la Corona haya dejado de tener ese caracter de urgencia, siempre relativa, después de que los Príncipes de Asturias anunciaran que van a ser padres de otra ñiña. Aunque los socialistas quieren dejar claro que dicho anuncio no condiciona el debate.

El pasado 29 de septiembre la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró que el presidente le había encargado que plantease a los grupos parlamentarios la posibilidad de llevar a cabo la reforma constitucional. En un principio, la previsión era tener la evaluación hecha antes de fin de año.

El PSOE quiere reformar la Constitución en cuatro aspectos: la sucesión a la Corona, la denominación de las comunidades autónomas, la referencia en la Carta Magna a la entrada de España en la Unión Europea y la esperada reforma del Senado. Y para ello se hace imprescindible el acuerdo con el PP.

El PP ya ha dejado entrever cuál será su posición. No ha puesto pegas a la eliminación de la preeminencia del varón al trono, pero no ha mostrado mucho entusiasmo con las otras tres propuestas del Ejecutivo, advirtiendo de que si se abre el debate de la reforma de la Carta Magna, sus propuestas son otras y van encaminadas a fijar el techo competencial del Estado.