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La Audiencia Nacional ha condenado a dos de los tres integrantes de la llamada «caravana de la muerte», Gorka Vidal e Irkus Badillo, a 22 años de prisión, mientras que para el tercer miembro, Beñat Barrondo, exculpado por sus compañeros de pertenecer a ETA, la pena impuesta ha sido de cinco años. El tribunal de la Audiencia Nacional, presidido por Alfonso Guevara, ha condenado a Vidal y Badillo a ocho años de cárcel por el delito de integración en banda armada, a cuatro años por conspiración de estragos terroristas y a otros diez por el delito de transporte de aparato explosivo.

Los acusados fueron detenidos cuando se dirigían a Madrid en una furgoneta cargada de explosivos (506 kilos de cloratita y 30 de dinamita Titadyne) para cometer un atentado en la capital días antes de 11-M. De acuerdo con la sentencia, tras decidir integrarse en ETA, Vidal, Badillo y Barrondo acudieron en mayo de 2003 a una cita en Francia con un dirigente etarra -Gorka Palacios, al que no se cita en la resolución-, quien les encomienda «una acción en la estación de esquí de Baqueira, consistente en la colocación de explosivos en las pistas».

Barrondo ha recibido una condena de cinco años de reclusión por el delito de colaboración con organización terrorista, al quedar probado que su relación con la banda terrorista «es de escasa duración temporal y no se traduce en actos propios de la actividad de la organización».