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El ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, se estrenó ayer en el Congreso enfrentándose a siete preguntas del PP que, en 35 minutos de severo interrogatorio, le calificó de «sectario, hooligan y radical», entre otros adjetivos. Con sorna, Bermejo dijo «agradecer» el recibimiento y la «moderación» de los 'populares', y a los diez minutos ya soliviantó al Grupo Popular asegurando que sólo acepta lecciones de su portavoz, Eduardo Zaplana, en temas de ordenación urbanística y de «ladrillo». «Fuera, fuera», «¡Qué vergüenza!», le gritaron.

«No hemos venido a hacer gracietas», le espetó el secretario general del PP, Àngel Acebes, su primer interpelante. «Ya sé que lo suyo no es el sentido del humor», respondió el ministro, manteniendo el tono socarrón, muy calmado en las formas.

Conocedor del interrogatorio que le tenían preparado, Fernández Bermejo aprovechó su primera intervención para «agradecer el recibimiento» del Grupo Popular y para dar las gracias por el hecho de que no le hayan hecho responsable «del calentamiento global del planeta».

De hecho, aprovechó para recordar que está pendiente de celebrarse en el Ministerio de Justicia el acto en el que se descubrirá el cuadro dedicado a Acebes, que ocupó esta misma cartera hace años. «Le invito a que venga y hablamos», dijo a su antecesor.

Con el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, discutió sobre la legitimidad del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en funciones desde el pasado mes de noviembre, y reiteró su opinión de que, al haber agotado su mandato de cinco años, su composición es legal pero no legítima, ya que carece de «referente democrático» porque además han cambiado las Cortes Generales que nombraron a los vocales. En ese sentido, hizo un llamamiento al PP para poder renovarlos.