José Blanco, secretario de Organización del PSOE. Foto: JUAN M. ESPINOSA/EFE

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Haced examen de conciencia y juzgaos vosotros mismos. Este parece ser el mensaje que la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ha querido trasladar a la cúpula directiva del PP con una inesperada declaración que leyó ayer en la sede socialista de Ferraz el secretario de Organización del partido, José Blanco. En ella, el PSOE denuncia que, tras los últimos testimonios de mandos policiales ante el tribunal del 11-M, Mariano Rajoy, José María Aznar y Angel Acebes «están en deuda con los españoles y en deuda con la verdad».

«Esperamos que ahora demuestren el sentido de la ética democrática que entonces les faltó y obren en consecuencia» remacha el texto. Quien no se conformará con responsabilidades morales es IU, que ya ha anunciado que promoverá una iniciativa en el Congreso para que «el trío de las mentiras» pueda rectificar «las mentiras y la manipulación» de las que hizo gala entre el 11 y el 14 de marzo de 2004.

El número dos del PSOE, tras mostrar su «más categórica repulsa y condena por el salvaje atentado terrorista» de ayer en Argel, subrayó que «en un momento en el que todo el planeta se encuentra unido y alerta para erradicar esa lacra del siglo XXI llamada terrorismo internacional, en España existe un partido político que se empeña todavía en sembrar dudas sobre la autoría del mayor atentado terrorista de nuestra historia y sobre el trabajo que realizaron y realizan la Policía, para castigar a los responsables.

El propio Blanco justificó su comparecencia por las «revelaciones realizadas ayer en sede judicial por quienes eran los máximos responsables policiales« en el 11-M, en las que se puso de manifiesto que, la misma tarde de la masacre, el Gobierno sabía que los explosivos utilizados no llevaban a la pista de ETA. «Pese a esas revelaciones», continuó, los populares «continúan instalados en la estrategia de la mentira tratando de engañar a los españoles». Y todo, recordó, después de la «conducta política» de Agustín Díaz de Mera ante el tribunal, que no fue «digna de un demócrata».