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EMILIO LÓPEZ-VASIL VASILEV
El Passeig Marítim desierto contrastaba ayer con la vía de cintura colapsada. O con un Joan Miró caótico.

La autopista de Andratx también registró colas impresionantes, que llegaban hasta Portals, y la carretera de Sóller, a la altura del polígono de Son Castelló, estaba a primera hora de la mañana más cargada que nunca. Se da la circunstancia de que el accidente ocurrió a las ocho de la mañana, cuando los escolares entran en los centros educativos y cuando, por consecuencia, el tráfico es más denso. La Policía Local de Palma, apoyada por la Guardia Civil, tuvo que montar un dispositivo especial para regular el tráfico y fueron muchos los conductores que perdieron los nervios.

En la autopista de Inca la situación era similar y las colas se prolongaban durante kilómetros. Una conductora que había partido de Consell sobre las diez de la mañana tardó casi una hora en llegar al centro de Palma. Y así se multiplicaron los ejemplos. Algunas calles fueron habilitadas para que los conductores atrapados pudieran salir en dirección contraria, ya que la situación llegó a ser extrema. En la autopista del aeropuerto también se dejó notar el corte de tráfico en el Passeig Marítim: los vehículos que querían entrar en Palma se encontraron con un cuello de botella.