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El comisario jefe del Instituto de Estudios de Policía, José Cabanillas, a quien el ex director general de la Policía Agustín Díaz de Mera acusó de manipular un informe para ocultar los supuestos vínculos entre ETA y el 11-M, aseguró ayer que «no existía ninguna relación» y que «no existía el más mínimo condicionamiento» en sus análisis de la masacre.

Así lo manifestó en la trigesimoquinta jornada de juicio por los atentados de Madrid, en la que con su declaración, junto a la de un inspector jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Policía, se dio comienzo a la prueba pericial, donde está previsto que declaren casi un centenar de peritos.

Tras aclarar que ambos peritos realizaron, a petición del juez instructor del 11-M, Juan del Olmo, un informe final que recogía todas las conclusiones de informes anteriores realizados por expertos policiales sobre hipotéticos vínculos entre terrorismo etarra e islamista, el inspector jefe de la UCI afirmó que «no hay ningún tipo de conexión entre una organización y otra».

Cabanillas, que reconoció que no es «un gran experto« en ETA, explicó que entre los informes en los que ellos basaron sus conclusiones finales había uno encargado por el ex comisario general de Información Telesforo Rubio a dos jefes de sección de ETA interior y exterior de la Unidad Central de Información (UCI), un inspector y una inspectora, respectivamente, precisó.