El soldado mallorquín Aitor Limones, muy afectado, portó el féretro de uno de los soldados muertos en la base Cervantes en el Líbano. Foto: EFE

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La vida y el estado de ánimo en la base Cervantes en el Líbano ha cambiado totalmente tras el brutal atentado que costó la vida de seis soldados españoles y provocado dos heridos, entre ellos el mallorquín Juan Paz Soler. El estado de «alerta roja» instaurado por los mandos ha cambiado todas las costumbres y usos militares.

Al igual que todo el destacamento desplazado en la Base Cervantes, el soldado mallorquín tampoco entendía mucho el por qué del atentado: «Nos ha pillado a todos por sorpresa, más aún con toda la labor humanitaria que estamos realizando. No suele pasar generalmente un hecho de estas características».

Junto a Juan Paz, en dicha base también se encuentran los palmesanos Aitor Limones Romero y el soldado De Oleza. Limones, de 21 años, declaraba ayer a Ultima Horadesde la Base Cervantes, que la preocupación es general.

«Estamos muy preocupados, porque todos estamos en peligro. Se aprecia, tras el atentado, un ambiente de preocupación y desesperación. El desánimo es la tónica general en la base Cervantes y nos apoyamos unos a otros. La gente está jodida, pero hay que tirar hacia adelante y aguantar», apuntaba Limones todavía un tanto aturdido y afectado por todo lo sucedido a primera hora de la mañana de ayer desde el Líbano.

Con el ánimo un tanto bajo, nos confiesa que su misión en la Base Cervantes está a punto de finalizar: «Dentro de 13 días regreso a España y me voy con este pesar, porque ninguno de los que estamos aquí podíamos esperar algo parecido. Los mandos han reforzado todas las medidas de seguridad, de ahí que nos encontremos en alerta roja». Respecto a los otros mallorquines, se limitó a indicar que sabía que Juan Paz estaba herido y que el otro mallorquín en el destacamento, el soldado De Oleza, se encontraba bien, igual que él.