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Jesús de Polanco fue enterrado ayer en el madrileño cementerio de La Almudena después de que cientos de ciudadanos, muchos de ellos colaboradores suyos en el Grupo Prisa, pero también intelectuales, periodistas de otros medios o políticos, le despidieran recordándolo como un defensor de las libertades.

Antes del entierro, hacia las 14.00 horas, y a lo largo de la mañana, hubo en la capilla ardiente, instalada en la sede de la Fundación Santillana, en Madrid, un largo desfile de personas destacadas en todos los ámbitos sociales.

Políticos, entre ellos el presidente del PP, Mariano Rajoy, o el secretario de Organización del PSOE, Pepe Blanco, intelectuales del mundo de la cultura (José Saramago, Premio Nobel de Literatura) o de la ciencia (el cardiólogo Valentí Fuster), expresaron con sus palabras o con su presencia, su profundo respeto por el fallecido.

El líder del PP
Rajoy, que llegó a la capilla ardiente acompañado de Gabriel Elorriaga, permaneció una media hora junto a la familia, también lo hizo . José Blanco no quiso hacer declaraciones, como tampoco las hizo el ex presidente Felipe González.