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El obispo de Tenerife, Bernardo Alvarez, afirmó ayer que hay menores de edad que «consienten» en mantener relaciones sexuales y que «incluso, si te descuidas, te provocan». «La sexualidad es algo más complejo de lo que parece», subrayó.

Según este prelado, «puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho los hay». «Hay adolescentes de 13 años que están perfectamente de acuerdo, y además deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan», destacó, en una entrevista publicada por el diario 'La Provincia' de Las Palmas.

El diario recoge una conversación entre la periodista Laura Docampo y el prelado, en la que, entre otros temas, discuten sobre las relaciones homosexuales y la posibilidad de orientar la sexualidad. Según el obispo, es necesario «distinguir a las personas» del «fenómeno» de la homosexualidad.

«El fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones», destacó señalando la necesidad de promover la educación e inculcar en los niños «los valores de la feminidad y la masculinidad».

En este sentido, señaló que «no hay que confundir la homosexualidad como necesidad existencial de una persona, con la que es practicada como vicio». «La persona practica como puede practicar el abuso de menores. Lo hace porque le atrae la novedad, una forma de sexualidad distinta», aseveró.

El obispo también se refirió a la cadena COPE que, según dijo, aunque cuenta con la participación mayoritaria de la Conferencia Episcopal, «no es la Iglesia». Además, distinguió entre el tratamiento de la información que se realiza por la mañana -que asegura no compartir «para nada»- con el de por la tarde. A su entender, el lenguaje que utiliza Federico Jiménez Losantos «hay que entenderlo en el contexto» en el que habla. «Creo que ni él mismo pondera lo que dice. Pero al margen de cuestionar la forma, muchas veces el contenido de su discurso da en el clavo», indicó.

Por otra parte, defendió que una boda civil sea causa de «no renovación» de un profesor de religión, dado que su trabajo está involucrado en las creencias católicas. «Está regulado de forma muy especial, difícil de compaginar con los derechos de los trabajadores», recalcó.