La vicepresidenta del Gobierno e interlocutora del Ejecutivo con la Iglesia, María Teresa Fernández de la Vega, protagonizó ayer una comparecencia parlamentaria en la que se pronunció por primera vez sobre la última crisis entre la jerarquía católica española y el Gabinete socialista.
A juicio de la vicepresidenta, en la concentración del pasado día 30 en Madrid, los obispos atacaron al Gobierno «faltando gravemente al respeto y a la verdad», pero su principal advertencia fue que «la sociedad no está dispuesta a volver a los tiempos en que una única moral era impuesta a todos los españoles». Para el PP, el Ejecutivo ha creado una «polémica estéril» con el único fin de «ocultar sus fracasos».
Durante su comparecencia ante la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, De la Vega quiso también recordar a los obispos que los acuerdos que hoy por hoy rigen las relaciones entre la Iglesia y el Estado, firmados en 1979, «no hacen mención alguna a que el Estado deba legislar de acuerdo a las ideas cristianas». La vicepresidenta explicó que el Ejecutivo respeta «la expresión de opiniones» y «el derecho a la crítica», pero «no resulta tolerable» que para ejercer esos derechos una parte de la jerarquía eclesiástica vulnere «el respeto debido a dos poderes legítimos como son el Gobierno y el Parlamento y se haga, además faltando a la verdad».
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