El presidente Zapatero clausuró ayer en Zaragoza la Convención Municipal del PSOE. Foto: LUIS CORREA/REUTERS

TW
0

Los principales dirigentes socialistas remarcaron ayer los vínculos del PP con una parte de la jerarquía eclesiástica, que han pedido no votar en las elecciones a quienes estén dispuestos a negociar con ETA, mientras el Gobierno ha trasladado al Vaticano su «perplejidad y sorpresa» por esta actitud. Lo evidente es que el enfrentamiento entre la cúpula de la Iglesia y el Gobierno ha subido de tono.

El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, han puesto el acento en la estrecha relación del PP con el ala «más radical» de la Iglesia, y el ministro Miguel Angel Moratinos ha tachado de «integrista» y «fundamentalista» a la jerarquía eclesiástica.

«Hay un contrato entre el PP y el sector más duro y radical de los obispos», ha dicho Zapatero en una entrevista que publica la edición digital del diario 20 Minutos. Además, en una convención celebrada en Zaragoza, el presidente del Gobierno ha defendido un país «en el que nadie imponga ninguna creencia», salvo el respeto de todos, sin hablar de los obispos.

El secretario general de los socialistas, José Blanco, ha reiterado en Lugo que «una buena parte de la jerarquía eclesiástica y el Partido Popular van de la misma mano». También ha reprobado los criterios electorales de la Iglesia el titular de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, quien ha revelado que el embajador español ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, ha trasladado al Vaticano «el sentimiento de perplejidad y sorpresa» que ha causado en el Gobierno la nota de los obispos españoles.

A su juicio, «hay muchos católicos en España que van a entender poco; es una jerarquía integrista, fundamentalista, neoconservadora, que ni siquiera puede representar al sentimiento de la mayoría de los católicos españoles».