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EFE/EP-MADRID La normalidad fue la tónica habitual en la jornada de ayer. Tan sólo hubo algunos contratiempos sin gran importancia como un número mínimo de retrasos en la constitución de algunas mesas por circunstancias excepcionales, alguna falta de los miembros integrantes de las mismas o silicona en las puertas de algunos colegios o la falta de papeletas, entre otros. Problemas que se solucionaron en poco tiempo.

El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, fue uno de los afectados por esas incidencias menores. Al parecer, una confusión registrada en la mesa electoral ubicada en la Escuela de Ingenieros de Béjar (Salamanca) obligó a precintarla y a retrasar la votación. Según informó el presidente de la mesa, el error llegó porque un votante que tenía el mismo nombre y los mismos apellidos que otro ciudadano que sí que estaba listado.

Especialmente tranquila fue la jornada electoral en Lanzuela (Teruel) con 23 habitantes censados. El presidente de la mesa, Carlos Bayona, protagonizó la anécdota de la localidad, después de que la Guardia Civil se presentara en su casa porque se había quedado dormido, aunque él aclaró que se había retrasado porque había viajado desde Zaragoza, donde reside habitualmente, hasta la localidad. Aún menos problemas tuvieron en Illán de Vacas (Toledo) donde los tres electores censados eran al mismo tiempo el presidente y los dos vocales de la mesa electoral de esa localidad toledana.

Hasta el mismo día de las elecciones PSOE y PP continuaron intercambiando denuncias ante la Junta Electoral Central. La primera en poner el grito en el cielo fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que dijo haberse quedado «impresionada» el sábado después de ver cómo TVE emitía durante más de diez segundos un plano fijo en el que tan sólo se veía una pancarta del PSOE.