España lamenta por primera vez la muerte de un presidente del Gobierno de la reciente etapa democrática. Quien trataba de tomar posesión como jefe del Ejecutivo cuando se produjo el fallido golpe de Estado del 23-F, Leopoldo Calvo Sotelo, falleció ayer a los 82 años de edad en su domicilio de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, «de forma inesperada» por una parada cardiorrespiratoria, según explicó su hijo mayor. Su capilla ardiente será instalada hoy en el Congreso de los Diputados.
Por la vivienda, donde se realizó el velatorio, pasaron a lo largo del día numerosas personalidades y allegados para dar el pésame de forma personal a la familia.
Tanto los Reyes como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, transmitieron su pésame a la viuda y los hijos del ex presidente a través de una conversación telefónica, informaron fuentes gubernamentales y de la Casa Real.
El ex líder del Ejecutivo José María Aznar se personó en la vivienda del fallecido, donde ya de tarde se celebró una misa privada en el domicilio. El hijo mayor de Calvo Sotelo también adelantó que el entierro del ex presidente del Gobierno tendrá lugar en la localidad gallega de Ribadeo, enclave donde solía veranear y donde las banderas ya ondeaban ayer a media asta.
Sin embargo, antes de este último adiós de su familia y amigos a celebrar previsiblemente mañana lunes, recibirá la despedida de las principales autoridades del Estado, que acudirán a la capilla ardiente que hoy se instalará desde mediodía en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, según el protocolo establecido en la pasada legislatura para los fallecimientos de ex presidentes.
Siempre y cuando cuente con el visto bueno de sus parientes cercanos, podría celebrase un Funeral de Estado en unos días con presencia de las altas instituciones del país.
Calvo Sotelo nació en Madrid en 1926. Durante su vida, ocupó distintos cargos e incluso llegó a ministro en varios gobiernos cuando la democracia aún estaba arrancando, pero no fue hasta la dimisión de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno cuando le llegó la oportunidad de sucederle en el cargo. Necesitó una segunda votación en el pleno del Congreso para obtener la jefatura del Ejecutivo, que alcanzó el 25 de febrero de 1981, tan sólo dos días después de que el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero irrumpiese en su investidura en un intento golpista.
Durante su mandato, una de sus decisiones más destacadas tuvo que ver con la entrada de España en la OTAN, antes de que la victoria electoral del PSOE en 1982 pusiese a Felipe González como presidente.
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