El lehendakari y otras autoridades aplauden al guardia civil Leoncio Sainz, herido de gravedad en un atentado de ETA. Foto: EFE

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OTR/PRESS-SAN SEBASTiÀN La unidad frente al terror fue la protagonista de ayer en San Sebastián, donde asociaciones de víctimas y todos los partidos democráticos vascos excepto el PP, rindieron un homenaje a todos los asesinados y afectados por la barbarie terrorista a instancias del Gobierno vasco. El emotivo acto estuvo presidido por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, que aseguró que reuniones como la celebrada hoy en el Kursaal donostiarra sirven «para luchar contra el olvido» de la sociedad respecto a la barbarie terrorista. Además, intervino la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo y viuda del ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan Mari Jáuregui asesinado por ETA, Maixabel Lasa, que quiso dejar claro que el procedimiento previsto por un sistema democrático para acabar con el terrorismo es «la aplicación justa y escrupulosa de la ley», al tiempo que advirtió del riesgo de resignarse ante el terrorismo.

Ibarretxe no pensaba intervenir en el acto promovido por el Gobierno vasco, por segundo año consecutivo, pero finalmente dirigió unas palabras ante los asistentes al palacio del Kursaal de San Sebastián para rendir homenaje a víctimas de distintas ramas del terrorismo. El lehendakari, mandó «un abrazo en nombre de la sociedad vasca» a las más de 500 víctimas presentes en la sala donostiarra y agradeció a todas ellas su presencia.

Desamparo
Leoncio Sáinz, guardia civil que sufrió en sus propias carnes un atentado de ETA en Galdakao (Vizcaya) en 1984 recordó «el desamparo» que padecieron los agentes de la Benemérita que como él fueron objetivo de la barbarie terrorista durante los años ochenta aunque reconoció que «afortunadamente» hoy en día homenajes como la ofrenda floral de un ertzaina y un guardia civil a Juan Manuel Piñuel «demuestran la dignidad de este pueblo, del pueblo vasco» con «todos los partidos delante, testigos de un gesto desconocido hasta ahora y ejemplo para el futuro».

Sáinz recordó que los agentes de la Benemérita viven y mueren por la seguridad de la sociedad, para que la democracia y el Estado de Derecho «venzan al terror y a la imposición», así como para que «nuestros hijos no tengan la desdicha de vivir de estos tiempos de desconsuelo y amargura» y para que como los de Piñuel puedan «disfrutar de un futuro de paz y libertad».

Lo que no puede «quitarse de la cabeza» el agente es la imagen y el sonido del llanto de los niños que estaban en el interior del cuartel de Legutiano, último escenario de la actividad etarra y donde falleció Juan Manuel Piñuel. Así, se preguntó: «¿dónde está la humanidad de esta acción cruel?, ¿cuál es su explicación?, ¿cómo puede mirar el terrorista a los ojos de sus hijos, feliz y contento de haber hundido la vida de esos niños, feliz y contento de haber hundido la vida de esos niños, de hacerles llorar, de haber llevado el miedo a su mirada?, ¿cómo se puede vivir así el resto de la vida?». Al acto no asistieron ni el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite), ni el PP vasco.