Rajoy y Aznar se saludaron ayer de una manera mucho menos fría y más cordial.

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Aseguró que el PP, «con aciertos y con errores», no tiene que «avergonzarse de nada» tras ocho años de un Gobierno. «¿Qué sentido tendría renunciar a un proyecto de éxito y solvente como el nuestro?», se preguntó hasta en dos ocasiones, a la vez que dijo que el PP tiene que «ser el partido en el que confíe la mayoría de los españoles, no el partido que gustaría a nuestros adversarios» y que tiene que ser una «alternativa creíble frente al socialismo, no una alternativa a nosotros mismos».

Abogó por renovar el PP para mejorar el proyecto y enriquecerlo con nuevas aportaciones y destacó que el objetivo no debe ser «heredar a la izquierda, sino ganarle en las urnas».

No sobra nadie
El presidente de honor del PP inició su intervención en el plenario ensalzando la labor de María San Gil y de José Antonio Ortega Lara y subrayando que «deben seguir formando parte del partido», a la vez que los calificó de «compañeros excepcionales», lo que ha sido acogido con un largo aplauso. «Somos un partido en el que no sobra nadie y que está unido por nuestra idea de libertad y nuestra idea de España», subrayó. Aznar, quien dijo que al PP nadie le tiene que enseñar el camino del centro porque ya está en ese espacio político desde hace muchos años. El ex presidente del Gobierno señaló que son tiempos «de despedida para algunos y hasta luego para otros y hasta siempre espero que para todos y de alguna ausencia dolorosa, yo quiero aquí dar las gracias especialmente a dos personas que se han batido con un coraje admirable: Eduardo Zaplana y Àngel Acebes».

Además, expresó su «respaldo responsable» a Rajoy y dijo que requiere la «ayuda de todos y que todos sean convocados a ese objetivo» que ha de ser «contar con todos y con los mejores», unas palabras que fueron recibidas con fuertes aplausos.