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El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró ayer que por el momento no hay ningún indicio, ni evidencia, de que los dos presuntos etarras detenidos ayer en Francia y encuadrados en el aparato militar de ETA, tengan relación con los tres últimos atentados de ETA.

En una breve comparecencia de prensa en la sede del Ministerio, Rubalcaba aseguró que los dos detenidos, Unai Fano y María Lizarraga, son viejos conocidos de la Policía, con un amplio historial en la kale borroka, por lo que ha destacado la importancia que tiene la lucha contra la violencia callejera.

Tras agradecer la colaboración de Francia en la lucha contra ETA, Pérez Rubalcaba confirmó también que los tres coches-bomba utilizados por ETA en Vitoria, Ondarroa y Santoña en los últimos días fueron robados y preparados en suelo francés en un lapso de apenas 5 días.

Según aseguró el ministro, se trató de una única operación, dada las enormes dificultades que tiene la banda para sustraer y cargar de explosivos tres coches en tan corto periodo de tiempo. Los investigadores tratan ahora de determinar cómo fueron trasladados los coches desde Francia a España y si las mismas personas que los transportaron desde el país vecino fueron después quienes perpetraron materialmente los atentados.

En cuanto a los dos detenidos, Unai Fano Aldasoro, bilbaíno de 30 años y asesor de la ilegalizada Batasuna, era buscado por la Policía desde febrero de 2008 por orden del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Garzón ordenó el pasado 4 de febrero la detención de Fano Aldasoro, que en 2001 era el responsable de Ekin en la comarca guipuzcoana de Leniz.

La orden de Garzón se enmarcó dentro de la operación contra la dirección de Batasuna de octubre de 2007 en Segura (Guipúzcoa) donde fueron detenidos una veintena de miembros de su Mesa Nacional.

Según fuentes de la lucha antiterrorista, Unai Fano, Pernando Barrena y Patxi Urrutia -estos dos últimos miembros también de la Mesa Nacional y encarcelados por orden de Garzón- asumieron el papel de representantes de Batasuna después del arresto de la mayor parte de la cúpula en Segura y fue un enlace entre ETA y Batasuna durante la última tregua, así como asesor de Arnaldo Otegi.

Por su parte, la mujer arrestada, María Lizarraga Merino, navarra de 24 años, es una antigua militante de Segi contra la que no existía ninguna reclamación judicial y que se encontraba en paradero desconocido desde el pasado 7 de junio.

Lizarraga tampoco es una desconocida para las Fuerzas de Seguridad que la vinculan con un grupo radical denominado «Zuzen Ekintza Taldea», originariamente de apoyo a los presos de ETA y cuyo objetivo son las empresas de trabajo temporal y las inmobiliarias.