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Miles de ciudadanos expresaron ayer su repulsa a ETA por el asesinato del empresario vasco Ignacio Uría en Azpeitia (Guipúzcoa) en las concentraciones silenciosas celebradas al mediodía en numerosos ayuntamientos de toda España, así como en el Congreso, en el Senado y en las instituciones autonómicas.

El acto más simbólico fue el celebrado ante el consistorio de Azpeitia, en el que ha participado un millar de personas, entre ellas, familiares del fallecido y buena parte de los trabajadores de la empresa Altuna y Uría.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe; varios de sus consejeros, representantes de todos los partidos democráticos y miembros de colectivos empresariales se unieron al recuerdo de la figura de Uría. Durante un cuarto de hora, los presentes guardaron silencio en la plaza del consistorio azpeitiarra, cerca de donde el pistolero de ETA abatió al empresario vasco con dos disparos.

Lección de dignidad
Antes de este acto, la plantilla de Altuna y Uría se había reunido ante la sede de la compañía en Azpeitia, convocados por el comité de empresa y en presencia de una pancarta de su sindicato mayoritario, ELA, que rezaba en euskera: «Porque somos nacionalistas y trabajadores, no estamos de acuerdo».

En San Sebastián, alrededor de medio millar de personas ha acudido a la entrada del Ayuntamiento, entre ellas, María Àngeles Romero, la viuda del ex edil socialista de Arrasate asesinado por ETA, Isaías Carrasco, el pasado mes de marzo.