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El ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, reclamó ayer, un día antes de la huelga convocada para hoy por las asociaciones de jueces, a las personas «con cordura» de la carrera judicial que ejerzan la «responsabilidad que se les presupone como «titulares de un poder del Estado». Y es que para Bermejo, esta jornada de huelga supone una «degradación del sistema».

«Hoy, en pleno siglo XXI, asistimos a una situación en la que el diálogo social funciona de un modo fluido», aseguró. Por eso, ve como una «gran paradoja» y un hecho «llamativo» que los pilotos de Iberia, los controladores aéreos y los jueces se pongan en huelga y no el proletariado, para los que surgió el origen del derecho a la huelga. Ante esta situación, el titular de Justicia quiso advertir de la «gravedad» que supone que precisamente los profesionales de la magistratura se pongan en huelga cuando representan un poder del Estado.

Asimismo, el ministro subrayó que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) deberá adoptar las «medidas» que estime necesarias ante quienes acudan a la huelga convocada por las asociaciones.

A su juicio, esta jornada de huelga supone una «degradación del sistema», y las acusaciones que critican la falta de voluntad de diálogo del Ministerio de Justicia, «una broma de mal gusto». No obstante, Bermejo consideró que será «una minoría» la que secunde la huelga. En este punto, recordó que el órgano de gobierno de los jueces ya ha confirmado que no existe marco legal para esta movilización y defendió que, aunque no había un clima de pleno entendimiento, sí que había una «comunicación fácil» que prometía «un buen desarrollo» de las negociaciones entre asociaciones y justicia.

En declaraciones a la Cadenas Ser, Bermejo dijo vivir «negativamente» este anuncio, por la «decepción de ver a titulares del poder del Estado en una actitud que no se corresponde con su responsabilidad».

Como fiscal, reconoció tener «un plus de sabor amargo» porque «lo último que podía pensar era ver a unos jueces en huelga». Bermejo también defendió que su departamento ha puesto encima de la mesa ofertas concretas y criticó que las asociaciones renunciaran en un primer momento a debatir mejoras salariales a corto plazo, y ahora hayan vuelto a tener la reivindicación retributiva como «uno de sus pilares» de protesta.