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Medio millar de ecologistas y antinucleares de la provincia de Burgos y de las comunidades de La Rioja y País Vasco participaron ayer en la XXX Marcha contra la central nuclear de Garoña para pedir el «cierre inmediato» de la instalación.

Según un portavoz de los organizadores, Alfonso Ribote, la marcha partió poco después de las doce del mediodía de Barcina del Barco (Burgos), una localidad situada a algo más de un kilómetro de la valla que rodea las instalaciones de la central de Santa María de Garoña.

En el punto más próximo a la central, Ribote leyó un comunicado en el que destacó que «el bajo aporte energético de Garoña y su alto riesgo» son argumentos para su cierre, que «se puede justificar con el mismo documento en el que el Gobierno ha decidido prorrogar la actividad de la instalación hasta 2013, incumpliendo la promesa electoral de Zapatero, que se ha doblegado a las presiones de la industria nuclear».

Según los datos ofrecidos por los grupos antinucleares, España exportó en 2008 el doble de la energía producida por Garoña y sólo el cambio de bombillas convencionales por otras de ahorro energético supondría una reducción del doble de la energía eléctrica que produce la central nuclear.

Además, Ribote señaló que el cierre debe ser «un paso fundamental para llegar a un sistema energético sostenible».
El PP, por su parte, considera que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, «va pidiendo perdón» por el cierre de Garoña, que a su juicio ha sido «un capricho» de Zapatero.

El responsable económico del PP, Cristóbal Montoro, indicó ayer que, después de anunciarse que no se prorrogará la vida útil de la central de Garoña, el ministro de Industria se empeña en asegurar que España no puede renunciar a la energía nuclear, lo que considera una contradicción «total».