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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recogió el guante que le había lanzado el presidente del PP, Mariano Rajoy, y le anunció, durante el debate monográfico sobre la situación económica celebrado en el Congreso, que le iba a convocar para hablar de las cuentas públicas. Zapatero, anunció ayer que la subida de impuestos supondrá unos ingresos de 15.000 millones de euros, el 1'5% del Producto Interior Bruto (PIB), un incremento que, subrayó, no elevará la presión fiscal por encima de la que había en 2004, aunque no dijo de qué partida sacaría el dinero.

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El presidente sí cifró el coste de esta subida: del 1'5 por ciento del PIB, lo que elevará la presión fiscal al 34'1% si se suma a la que hay actualmente, del 32'6%. Cuando los socialistas llegaron al Gobierno en 2004, según aseguró Zapatero, la presión fiscal estaba en el 34'5% del PIB.

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Serán de este modo 15.000 millones más para el conjunto de las arcas públicas, a los que Zapatero sumó el recorte del gasto que prevén los Presupuestos de 2010, de 8.600 millones de euros. Zapatero defendió la subida fiscal no como una decisión «dogmática» sino en respuesta a la actual coyuntura, para conseguir reducir el déficit y garantizar la protección social y las inversiones productivas.

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Frente a las reiteradas peticiones del PP y de otros partidos como CiU sobre la austeridad en el gasto, el presidente convocó al líder de los populares, Mariano Rajoy, a una reunión para estudiar las cuentas públicas y analizar de qué partidas se puede detraer el gasto, y también para hablar de educación y energía. Zapatero criticó además que Rajoy crea que «lo capital» es reducir el gasto, cuando «lo capital» en este momento es garantizar la protección social.

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En su análisis de la situación económica, admitió que «tardaremos en digerir las consecuencias» de esta crisis, y ésta sólo se superará cuando la recuperación se asiente y se vuelva a crear empleo de forma estable. Advirtió además de que algunos de los efectos más negativos de la crisis, como el desempleo y la pérdida de tejido empresarial, perdurarán incluso hasta después de que se inicie la recuperación.

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Por eso defendió mantener por ahora las medidas de estímulo, aunque añadió que habrá que irlas reduciendo para que los gastos e ingresos públicos se vayan adecuando a la mejora económica. Zapatero prometió que los Presupuestos de 2010 supondrán un instrumento más para la recuperación, y aprovechó para empezar a pedir el apoyo de los partidos a estas cuentas. También defendió otras conversaciones, las del diálogo social, y subrayó el compromiso del Gobierno por buscar «la paz social» entre los agentes, aunque reiteró que no aceptará una propuesta de reforma laboral que implique abaratar el despido.