En el caso de Alemania, esto significaría en torno al veinte por ciento, es decir entre 4.000 y 5.000 millones de euros, ayudas que por parte de este país serían gestionadas a través del Banco de Reconstrucción (KfW). Las inyecciones estarían sujetas a condiciones muy estrictas y tan sólo se entregarían una vez que Grecia hubiera cumplido estas premisas, proponen los expertos.
Además, creen que a mediano plazo son necesarias medidas adicionales para evitar que se produzca un desequilibrio en la eurozona, como por ejemplo que el Eurogrupo coordine mejor sus políticas económicas. El Ministerio ve además necesario crear una institución europea propia similar al Fondo Monetario Internacional.
Por ahora, el Gobierno alemán insiste oficialmente en que Grecia debe salir por sus propios medios de su crisis presupuestaria. El Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, hasta ahora ha desviado resueltamente las llamadas a prometer asistencia a Grecia, a pesar de los temores de que un fracaso en ayudar a Atenas podría afectar negativamente el euro. En público, Alemania argumenta que la indulgencia restaría presión sobre Atenas y otros deudores de la zona euro para reducir sus déficits presupuestarios. Tras las escenas, legisladores reconocen que Berlín ha preparado medidas para el caso de que un rescate se vuelva inevitable.
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