El presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, durante una breve declaración institucional realizada en el Palau de la Generalitat. | Efe
El TC fracasó ayer de nuevo en su quinto intento en más de tres años y medio de dictar un fallo sobre el Estatut, recurrido por el PP, el Defensor del Pueblo y cinco comunidades autónomas. Esto ha llevado al TC a dejar en manos de su vicepresidente, Guillermo Jiménez, adscrito al sector conservador, la ponencia de la sentencia sobre el Estatut después de que la magistrada Elisa Pérez Vera -progresista- haya renunciado a elaborar un nuevo texto.
En este contexto, las principales autoridades institucionales de Cataluña y todos los partidos, menos el PPC y Ciutadans, han pedido con mayor o menor contundencia que el TC sea renovado, ya que gran parte de los magistrados han caducado su mandato o están a punto de hacerlo, y porque su actual composición no se pone de acuerdo sobre unos borradores de sentencia más tendentes a recortar el texto. La presidenta del PPC, Alícia Sánchez-Camacho, ha lamentado la demora del TC, pero ha defendido la plena «legitimidad» para emitir un fallo sobre el texto.
Nuevos jueces
Por su parte, el presidente de CiU, Artur Mas, y el secretario general de la federación, Josep Antoni Duran Lleida, han reclamado de forma solemne que un nuevo Constitucional analice el Estatut. Duran ha sido el primero en emplazar al Govern a «interponer un recurso de recusación» contra los magistrados del TC con mandato caducado, mientras que Mas ha anunciado que llevará al Parlament la recusación de estos cuatro miembros para lograr un pronunciamiento contundente.
Mas ha pedido que el Parlament «haga oír su voz» y no permita que miembros del TC, cuyo mandato ya ha expirado, «juzguen, peleados entre ellos, la voluntad entera del pueblo de Cataluña expresada en las urnas». El mismo llamamiento a renovar el TC ha hecho el presidente del Parlament, Ernest Benach, y el conseller de Interior, Joan Saura, una opinión secundada también por el PSC, aunque el conseller de Economía, Antoni Castells, ha ido un poco más allá y ha opinado que el TC está «inhabilitado» para dictar sentencia.
Por su lado, el líder de ERC, Joan Puigcercós, ha pedido a CiU y PSC valentía para «dar un paso adelante» hacia la plena soberanía de Cataluña en lugar de seguir «perdiendo el tiempo esperando una sentencia» sobre el Estatut que, en cualquier caso, ha afirmado, «supondrá una amputación» de la voluntad de los catalanes. «España no escucha y ni tan sólo responde» porque el TC, al que ha calificado como el «tribunal más politizado de la historia de la democracia española», resulta que «se bloquea», ha sentenciado el vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira.
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Aprobar el Estatut es problema de difícil solución por la ambigüedad calculada del artículo 2 de la Carta Magna que dice:"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas." Los Padres de la Patria pusieron, navegando en el Túnel del Tiempo hacia el futuro, la zancadilla a catalanes y vascos, entre otros. Cabe recordar, sin ánimos de alborotar a los que piden independencia institucional, lo que dijera Albert Einstein:"El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad." La padecen también adultos y ancianos, sólo en esta matización erró.