José Luis Rodríguez Zapatero, durante la rueda de prensa ofrecida ayer tras finalizar la cumbre UE-Mercosur, celebrada en el Recinto Ferial Juan Carlos I. | Reuters

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El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ratificó ayer la necesidad de congelar las pensiones en 2011, pero aclaró que si en noviembre la inflación es superior a la prevista (un 1%), los pensionistas cobrarán en enero, como hasta ahora, una paga correspondiente a la desviación.
En rueda de prensa tras concluir la cumbre UE-Mercosur, Zapatero ha vuelto a pedir al PP que se «comprometa responsablemente» con los recortes anunciados y se ha mostrado dispuesto a dialogar con ese partido sobre las pensiones, aunque ha avanzado que su congelación en 2011 es necesaria y que sigue adelante con ella.
El incremento de la pensión que supondría esta paga, han precisado fuente del Ejecutivo, se consolidaría; en enero de 2012 no habría paga alguna por la inflación.
Zapatero ha subrayado que el esfuerzo de consolidación fiscal supone un ahorro en dos años de 30.000 millones de euros, incluyendo a las tres administraciones, y el recorte en las pensiones contributivas supone un volumen inferior al 10 por ciento porque el Gobierno ha intentado «acotar al máximo» el ahorro en gasto social.
El mayor peso, ha apuntado, recae en el gasto corriente, el de personal, las inversiones, las transferencias y las subvenciones.


Diálogo con el PP

Tras insistir también en que está dispuesto a dialogar con el PP, ha acusado a este partido de «incoherente» tras escuchar sus críticas al plan de ajuste y después oír decir a Mariano Rajoy este fin de semana que es improvisado e «insuficiente».
Para Zapatero, el diálogo es «imprescindible» y se va a hablar con las comunidades autónomas y con todos los grupos parlamentarios, porque se necesita un «esfuerzo nacional».
En este contexto, ha elogiado que los responsables políticos de los partidos y de las comunidades hayan comenzado ya a reunirse para reducir sus salarios, una contribución que «tiene un valor ejemplar» y que deriva de la presentación en el Congreso del plan de consolidación fiscal del Gobierno el pasado martes. Tras reconocer de nuevo que el plan tiene medidas «duras» y exige «esfuerzos importantes» a empleados públicos y pensionistas, ha dejado claro que ha actuado «por responsabilidad», porque a ningún presidente le resulta fácil dar ese paso.