El Ministerio de Educación puso ayer en marcha el Plan de Acción 2010-2011 para modernizar y flexibilizar el sistema formativo, un plan basado en doce objetivos prioritarios para esta década y que en su mayoría habían sido plasmados en el fracasado pacto social y político por la educación.
Con este plan, para el que el Ministerio destinará 590 millones de euros en 2011 (80 millones a medidas relacionadas con la universidad), el titular de Educación, Àngel Gabilondo, quiere dar un impulso a los objetivos que habían logrado en los últimos meses un «respaldo mayoritario» por parte de la comunidad educativa.
Urgencia
Se trata de hacer frente a las necesidades «más urgentes» del sistema educativo, entre ellas mejorar el rendimiento escolar, reforzar la formación profesional, la internacionalización de las universidades, la formación del profesorado, la cultura de evaluación y dotar a los centros de una mayor autonomía.
Todo esto lo quiere hacer el Ministerio con las comunidades autónomas, en las que Gabilondo encuentra, en todos los casos, «buena disposición». Y es que las comunidades cofinanciarán algunos programas de esta iniciativa.
El plan contempla «ambiciosas medidas que fortalecerán la cooperación con las comunidades». Así, entre las novedades está la modificación del cuarto de la ESO, que adquiere un carácter orientador con dos opciones, una enfocada al bachillerato y otra a la formación profesional, y se introduce flexibilidad en el sistema para que los jóvenes siempre tengan posibilidad de reorientar su elección.
Además, se propone un programa de mejora del aprendizaje de lenguas extranjeras, que apuesta por el intercambio, las becas, por más centros plurilingües y por un programa específico para que alumnos de ESO y bachillerato estudien entre tres y diez meses en países europeos (como hace el programa Erasmus en la universidad).
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