En el acto, encabezado por los Reyes, estuvo presente una amplia representación de diputados y senadores de todos los grupos parlamentarios, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega; seis ministros y también autoridades institucionales y representantes de las víctimas.
El presidente del Congreso, José Bono, pronunció un discurso muy combativo con el terrorismo, y de «gratitud inmensa» a las víctimas por su ejemplo y por no invocar «la ley del Talión».
Bono aseguró que contra el terrorismo no puede haber «ni un regate de más, ni un paso de menos», porque los políticos, «sin excepción ideológica alguna», no pueden permitirse «ni el más mínimo resquicio de duda» y deben trabajar «todos a una».
Bono invitó a amonestar a aquellos políticos que se atrevan a «pisar la línea roja» y pidió a los ciudadanos que castiguen «severamente» al político que se «distraiga» en un camino que ha descrito como de «ambigüedad cero» porque «cualquier indicio de permisividad hacia los entornos del terror es absolutamente imperdonable». «En la lucha antiterrorista no caben los tibios», proclamó.
Minuto de silencio
Tras sus palabras, todos los asistentes puestos en pie guardaron un minuto de silencio y a continuación don Juan Carlos se dirigió a la Cámara.
En su alocución, el Rey insistió en la gratitud y el reconocimiento que la sociedad debe a los que han sufrido la «barbarie del terrorismo» y a sus familiares y los consideró no sólo un «referente cívico» sino también «un símbolo de la firmeza de nuestro compromiso con la democracia y la libertad».
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