Barreda levantó el viernes una polvareda al advertir de que o el PSOE «cambia de rumbo y toma medidas contundentes» o su partido acabará en el «camino» al que se dirige, que es una «catástrofe electoral», y al mostrarse partidario de limitar los mandatos de los presidentes de Gobierno.
Ayer, el presidente castellanomanchego dio un paso atrás y admitió que quizá pudo equivocarse a la vista de «la utilización que están haciendo los adversarios» de sus palabras. «El viernes recordaba que siempre espero de mis asesores que me digan lo que piensan y me digan la verdad; pues bien, me han dicho que el otro día no estuve acertado y, a la vista de la utilización que están haciendo algunos, sobre todo los adversarios, probablemente lleven razón», ha rectificado.
José María Barreda ha querido también aclarar su apoyo al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien ha lanzado un mensaje de unidad: «Yo estoy en este barco y además dispuesto a remar como el primero».
Voz discordante
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha reiterado que la mayoría de los dirigentes socialistas no comparte las críticas de Barreda y, si hay alguna otra voz discordante en el partido, «hasta ahora no se ha expresado». «No hay un movimiento sísmico en el PSOE», ha dicho, antes de añadir que tampoco hay dudas entre los dirigentes del partido en que Zapatero es quien tiene más capacidad de recuperar la confianza de los ciudadanos.
El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, también ha contestado a Barreda y le ha asegurado que «las reformas» son precisamente el «golpe de timón» que demanda al Gobierno.
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