El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (d), charla con el líder del PP, Mariano Rajoy, durante los actos conmemorativos del Día de la Constitución. | Efe

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El caos aéreo provocado por el paro masivo de los controladores y la decisión del Gobierno de decretar el estado de alarma acapararon ayer la celebración del Día de la Constitución en el Congreso, donde hasta su presidente, José Bono, se refirió a la crisis.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió la gestión de la crisis provocada por los controladores aéreos que ha llevado a cabo el Ejecutivo y no descartó pedir una prórroga del estado de alarma «en función de cómo evolucionen las circunstancias».

Zapatero consideró que lograr «restituir la normalidad en una grave crisis del sistema aeroportuario en menos de 24 horas» demuestra que «el proceso de toma de decisiones, cómo, cuándo y quién debía informar, ha sido acertado».

Según apuntó, dependiendo de cómo evolucione la situación, el Gobierno decidirá o no prorrogar el estado de alarma decretado en principio para quince días y lo hará «teniendo en cuenta la opinión del conjunto de los grupos» parlamentarios.

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Zapatero justificó también que no haya comparecido personalmente mientras el Gabinete decidía cómo resolver la crisis aeroportuaria. A su juicio, las primeras explicaciones debe darlas en la sede de la soberanía popular.

La asistencia a la conmemoración del XXXII aniversario de la Constitución del presidente del Gobierno, José Luis Zapatero, junto a buena parte de su Ejecutivo y las altas autoridades del Estado, así como líderes políticos como el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, permitió pulsar la repercusión política de la crisis.

Zapatero fue recibido con abucheos y pitidos a su llegada al Palacio de las Cortes por las personas que aguardaban frente al Congreso. El mismo trato dieron al ministro de Fomento, José Blanco, mientras que Mariano Rajoy fue recibido al grito de 'presidente'.

El presidente de las Cortes, José Bono, dedicó la parte inicial de su discurso, pronunciado en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, a hablar de los controladores. «Un grupo de ciudadanos ha abandonado sus obligaciones y, echando un pulso al Estado, ha perjudicado gravemente a muchos españoles y a España misma», afirmó.