«No nos lo vamos a jugar a que haya una bomba mañana o dos pasado (...) Eso nos revienta el diseño de arriba abajo y revienta nuestra credibilidad durante varias generaciones», ha manifestado Otegi, que en otro momento ha dicho: «Si me permiten la frivolidad, esto es como dejar el tabaco. Se puede dejar poco a poco o de forma radical, pero dejarlo poco a poco provoca recaídas más frecuentemente».
Otegi y otros siete acusados se enfrentan a penas de entre diez y catorce años de prisión por integrar presuntamente una «comisión permanente» -Bateragune- que según la Fiscalía debía, por encargo de ETA y siguiendo sus instrucciones, trabajar por la acumulación de fuerzas en un «polo soberanista».
Procesados
Los procesados negaron esta acusación y han asegurado que formaban un grupo «de debate y reflexión» que tras la «conmoción» que causó el atentado contra la T-4 de Barajas decidió «abrir el melón» del debate sobre la necesidad de abandonar el uso de la violencia en el seno de la izquierda abertzale. «Nuestra postura es diametralmente opuesta a la de ETA. ETA piensa que la acumulación de fuerzas es posible manteniendo la lucha armada y nosotros no», ha dicho Otegi, el único de los acusados que aceptó responder a las preguntas del fiscal. Los otros cinco acusados, Rafael Díez, Arkaitz Rodríguez, Sonia Jacinto, Amaia Esnal y Txelui Moreno, han negado que pertenecieran a un órgano llamado Bateragune o que siguieran órdenes de ETA.
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